“Una nueva ley de hidrocarburos en Venezuela es necesaria y no es un capricho legislativo”

El presidente de la junta ad hoc de Petróleos de Venezuela  (PDVSA), Luis Pacheco, ha emprendido desde mayo un peregrinaje por diferentes conferencias a través de la plataforma Zoom para explicar por qué se necesita una nueva ley de hidrocarburos en el país en vez de una reforma de la legislación vigente.
En una reunión con expertos del sector de los hidrocarburos organizada por la Comisión de Petróleo y Energía de la Asamblea Nacional afirmó: “la nueva ley orgánica de Hidrocarburos no es un capricho legislativo, aislada en las fronteras de nuestro país”; y luego en un seminario organizado por el portal Analítica y Fedeuropa bajo el nombre de “En camino hacia la Venezuela Optimista” –en función de esa expectativa del evento- dijo: “una nueva ley que es la que se consideramos como la herramienta necesaria para empezar ese cambio en la industria petrolera y en esa manera de ver el mundo que sigue los mejores estándares globales”.
Pacheco está en desacuerdo con la reforma, aún en el caso que los privadas  o extranjeros tengan mayoría accionaria en el modelo de empresa mixta porque mantendría la barrera legal de ser socio de PDVSA, y eso implicaría que persistirían las disposiciones que tiene la empresa estatal en lo que respecta a la operación gerencial o la comercialización del crudo.
Por otro lado, el funcionario en sus exposiciones muestra una lámina de círculos: el del Ministerio de Petróleo en el centro, alrededor de este otro que indica la propuesta de una agencia venezolana de hidrocarburos, como órgano regulador, y fuera de estos círculos uno que señala a PDVAS como un empresa más junto a otras.
“La agencia no es un ente desligado de la administración pública, por el contrario es el brazo técnico al cual el Estado le encomienda la gestión del recurso, garantizando que la explotación del recurso redunde en la mayor creación de valor posible, administrando la relación de las operadoras privadas y estatal con el dueño del recurso”, argumenta Pacheco.  “La creación de una agencia deslastraría a PDVSA de obligaciones de administración del recurso, sería un interlocutor técnico, apolítico y confiable y estable con todas las operadoras, y tenemos modelos exitosos de este modelo de reorganizar el Estado de manera eficiente en Brasil, Colombia, Perú, México, Noruega y Reino Unido”, acota.
Niega que el Ministerio de Petróleo pierda fuerza y más bien señala que dentro de este nuevo esquema ese organismo pasaría a focalizarse en la definición de las políticas mientras PDVSA quedaría como una compañía operadora en competencia con otras empresas privadas nacionales o extranjeras.
El presidente de la junta ad hoc de PDVSA señala que en la actualidad ya Venezuela no cuenta con suficiente tiempo para recuperar la industria debido a que la perspectiva del petróleo como principal fuente energética apunta a no más de 20 años para después decaer y a eso suma que ahora figuran nuevos países competidores sobre todo en América Latina.
También advierte sobre la necesidad que tiene el país de atraer inversiones y romper con el nacionalismo que ha predominado en la política de hidrocarburos que se ha llevado adelante desde 1999, con la llegada de Hugo Chávez y que propició la desinversión y el desplomen de la producción, pero al mismo tiempo con la contradicción que  el volumen que se mantiene se le debe a los privados.
“La mayoría de las veces que hemos tenido etapas de crecimiento y de expansión han estado asociadas a la intervención del capital privado”, sostiene Pacheco haciendo referencia a los años de las concesiones entre 1920 y 1976 y luego con el proceso de apertura petrolera de los años 90 del siglo pasado. “Hoy día, después de 20 años de discurso nacionalista, tanto Chávez como Maduro prácticamente privatizaron la industria y la mayor parte de la producción que hay corresponde al capital privado, aspecto que en sí mismo no es malo, pero al mismo tiempo terminaron destruyéndola”, haciendo referencia a que esto ocurre aún con las limitaciones que afrontan las transnacionales.