Por Alexander Uzcategui y Andrés Rojas
¿Venezuela se arregló? ¿La situación socioeconómica del país se ha agravado con las sanciones que impuso el gobierno de los Estados Unidos al comercio de Petróleos de Venezuela (PDVSA) hacia el mercado norteamericano? Son tan solo dos de las interrogantes que polarizan posiciones en Twitter sobre todo en el gremio de los economistas.
Omar Zambrano, profesor de economía de la Universidad Católica Andrés Bello, y director ejecutivo de la firma ThinkAnova en entrevista para Petroguía parte establecer un punto de inflexión en la conducción económica del gobierno de Nicolás Maduro
-¿Las sanciones han agravado la situación económica? ¿Son esas restricciones las que han permitido una rectificación de las políticas de la administración de Maduro y corregir los entuertos que dejó Hugo Chávez?
-Ese es el debate que tenemos con muchos colegas. Son preguntas difíciles de contestar y tal vez no tenemos todos los elementos para contestarla, pero lo que sí es indudablemente cierto es que hubo un cambio de rumbo por parte del gobierno en su política económica. Con ésta flexibilización se puso fin a los controles y tiene como base la dolarización que permitió la libre importación de bienes por las aduanas que produjeron sin lugar a dudas un germen, unos brotes de la economía venezolana.
Si esto fue obligado por las sanciones y no por convencimiento propio de la dirección del partido de gobierno no lo puedo responder porque nadie sabe exactamente cómo se toman las decisiones en el alto gobierno y qué lo motiva.
Lo que sí es cierto es que hay una coincidencia casi exacta entre este cambio de rumbo y las primeras sanciones sectoriales. Quizá fue estrategia para evadir las sanciones y crear algo de bienestar económico. Decir que la situación socioeconómica venezolana es peor ahora debido a las sanciones es incorrecto y más bien Venezuela ha mejorado desde el 2017 para acá y todos los indicadores que manejamos lo dicen como el caso de pobreza y vulnerabilidad alimentaria, que siguen siendo aún muy graves, pero han retrocedido con respecto a los que había hace cinco años.
Es difícil hacer una evaluación de las sanciones si han sido malas o buenas porque han sucedido al mismo tiempo del cambio de rumbo de gobierno, el cual produjo este rebrote de la economía.
-Ahora que haces referencia a esos indicadores sociales, con respecto a 2017, ¿cuáles son los aspectos puntuales en que se siente una mejoría?
-La situación socioeconómica de Venezuela tocó piso en 2017 porque estamos hablando del peor episodio de hiperinflación y tuvo como principal repercusión la pulverización del valor de los salarios en Venezuela y eso produjo el brote de la emergencia humanitaria que además expulsó a una parte importante de la población. Por eso es que ahora millones de migrantes ahora están en Colombia, Perú, Ecuador u otros países.
Desde entonces la reactivación de la economía ha producido cierto rebrote de algunas actividades que han producido algo de mejora en los salarios privados y además la hiperinflación ha amainado. Las cifras propias que manejamos desde la firma Anova nos dicen que la tasa de pobreza que llegó a estar por encima del 90% en 2017 y 2018, hoy debe estar por el orden de 60%.
Hay una mejora indudable en algunos indicadores. Hay otros que calculamos de vulnerabilidad general de los hogares que también han bajado. De un máximo que estuvo en 70% ha bajado a 56%. Por tanto sí se ven los indicadores socioeconómicos puede apreciarse una mejora. Ahora, la mejora no es para todo el mundo. En Anova estamos viendo que está aumentando muchísimo la desigualdad. Algunos están metidos en el tren de las mejoras, gozando las mejoras de la economía, pero hay otros que están frente a una barrera de acceso a esos beneficios, de esa parte de la economía y del país. Por tanto ellos no se tanta mejora.
-¿Esa mejora se debe a las correcciones que ha optado el Ejecutivo Nacional como la dolarización de facto o incide mucho la mejora en los ingresos petroleros que está permitiendo mayor reactivación?
-Yo diría que hay tres factores. Las medidas que tomó el gobierno a partir de 2017 como el fin de los controles, avance de la dolarización y aduanas de puertas abiertas, logró producir esta reactivación, sobre todo de los sectores comerciales y de servicios en las grandes urbes. Eso ha generado un circuito económico que tiene dinamismo, se está moviendo, está generando empleo, está generando mejoras en los salarios de aquellos que se pueden insertar en ese circuito.
Sí hay una mejora vía ingresos laborales para todo aquel que se logre insertar en el circuito comercial de las grandes ciudades.
Por otro lado, las remesas también están llegando y favoreciendo a una parte importante de la población, no tanto como lo que uno pensaría.
Por último y éste es un efecto más reciente, sobre todo éste año con el aumento del precio del petróleo, a pesar que la producción petrolera no ha aumentado mucho, el efecto precio está sintiéndose en términos de gasto público y de lo que se le puede pagar a sus empleados. Por esa vía también debe haber algún grado de mejora.
Esto es una mejora relativa desde el punto más bajo que llegaron los indicadores socioeconómicos en los años 2017 y 2018. La situación sigue siendo extremadamente precaria para la mayoría de los venezolanos. Sólo que hay una parte de la economía que se está empezando a mover. Lo malo es que sólo se está moviendo una parte y está dejando a la otra parte atrás. Al mismo tiempo que estamos viendo una mejora en un sector, estamos viendo niveles bastante grandes y hasta históricos de desigualdad en Venezuela, que no se habían visto antes.
-En el primer trimestre del año la economía creció 7% según el reporte del Observatorio Venezolano de Finanzas. ¿Se podría esperar que a mediano plazo continúe el crecimiento económico y que a la vez se reduzca la desigualdad?
-Nosotros no hacemos proyecciones oficiales de crecimiento, pero como economista tengo una opinión. A esta reactivación todavía le queda algo de combustible por este año y quizás el siguiente, pero ésta es una economía que muy pronto se va a empezar a topar con restricciones bastantes graves.
Quizás este año la economía crezca 10%, hay unas firmas internacionales que ponen la cifra en 20%. Lo cierto es que esta economía cayó tanto durante tanto tiempo y se redujo a una expresión tan pequeña, y este crecimiento, desde la base en que empezamos, significa relativamente muy poco. Una economía que cayó 80%, tendría que crecer a 10% anual durante por lo menos 20 años para recuperar el espacio perdido desde la caída.
Si esta economía quisiera reactivarse y aspirar a volver a ser lo que una vez fue, tendría que empezar un proceso de crecimiento sostenido, sistemático durante 20 o 30 años. Lo que tenemos por delante es una tarea titánica. Esto es una referencia para crecimientos de un año.
Para llamar un poco al realismo, desde el punto de vista del desarrollo a largo plazo una economía como la venezolana es relativamente poco importante si logramos crecer en un año del rango entre 10% o 12%, a no menos de 13% o a 15%. Lo importante es ver si existen condiciones para iniciar un proceso de crecimiento acelerado, continuo y sostenible durante 15, 20 o 30 años, que es lo que necesita ésta economía para poder volver a ser lo que era.
Con respecto a la desigualdad, no veo en éste momento, condiciones para que empiece a mejorar. Creo que más bien están dadas todas las condiciones para que ésta economía siga incrementando el tema de la desigualdad, lo cual es un alerta que he estado tratando de decir cada vez que me preguntan. Es un tema que debe preocuparnos porque tiene consecuencias sociales, económicas, políticas graves para toda sociedad.
El tipo de reactivación que estamos viendo es productivamente muy superficial porque los sectores que se están reactivando, haciendo este mini boom de consumo que se ha logrado, son sectores sin tradición productiva. Se dedican a la comercialización de servicios de productos terminados de origen externo, es decir, importados.
Hace falta hacer una política económica distinta que reactive los otros sectores que tradicionalmente fueron los motores de ésta economía como la industria, la manufactura, la agroindustria, la construcción, las empresas básicas y el petróleo. Mientras eso no pase, desde el punto de los indicadores socioeconómicos, no se va a poder reactivar la principal fuente de bienestar de las familias venezolanas que es el ingreso laboral y el salario. No hay sustituto para el salario, eso es una verdad absoluta en temas de microeconomía del bienestar.
Mientras no haya una reactivación del salario de los otros sectores, no vamos a poder ver una mejora en los indicadores de desigualdad porque siempre va a haber una parte que se está reactivando, que es la de servicios y comercios y otra parte que se está quedando atrás, que es donde están los empleados públicos y otros sectores productivos. La distribución del ingreso se va a seguir estirando con una diferencia cada vez mayor entre los que se quedan atrás y los que están avanzando. Esa es un alerta que creo hay que dar.
-Ante la posibilidad de que se amplíe la licencia de la empresa Chevrón se ha hablado de la posibilidad de la recuperación de la industria petrolera y su incidencia en la economía. ¿Es suficiente esa flexibilización para ver una significativa mejora o sería simplemente un paño caliente?
-Creo que en el sector petrolero opera el mismo marco de análisis que se hace para el resto de la economía. El problema de fondo y estructural que tiene no sólo el gobierno, sino la sociedad venezolana, es que ciertamente se observa un cambio colectivo, del lenguaje, de modelo en términos de la conducción económica del gobierno. Se ve que hay más tolerancia con el sector privado, incluso hay una disposición al diálogo con ciertos sectores, pero el problema es que hubo un cambio de políticas con los mismos actores.
En economía es muy importante el tema de la credibilidad. Aún tomando las medidas correctas, puede que no se obtenga los resultados deseados, si no se tiene credibilidad. Ese es el problema de que sean los mismos actores aplicando otras políticas. Les va a costar mucho más convencer a mucha gente que ésta vez sí, esta vez es distinto.
El gobierno tiene un reto por delante en responder cómo transmitir esa información. Eso implica medidas que el gobierno no sé si tiene para el cambio de rumbo. Un cambio en las mentes de la gente que hace la conducción económica del país, una aproximación a los organismos de crédito internacional como el Fondo Monetario Internacional, el nombramiento de nuevos rostros, incluso abrazar un plan formal de estabilización y cambio estructural de la economía que incluya privatización. Que lo anuncien formalmente como hacen los gobiernos del mundo.
Son cosas que el gobierno pudiera hacer para encontrar la credibilidad que se necesita y crear un ambiente de confianza que permita el regreso de las inversiones masivas que necesita el sector petrolero.
No es solamente la licencia de Chevrón, el sector petróleo necesita influjos masivos de miles de millones de dólares en inversión que necesitan confianza y credibilidad.
-¿Qué respondes a esa campaña que tiene el eslogan o lema "Venezuela se arregló"?
-Se arregló para algunos y para otros no se ha arreglado. Depende en qué punto de la economía esté usted y en la distribución del ingreso. Esta economía tiene muchos problemas estructurales que tiene que resolver si quiere seguir progresando. Yo sí creo que hay un avance y una mejora en términos económicos de tres años para acá, pero no es la panacea.
PUBLICADO: 26 de mayo de 2022