Por Ginette González y Andrés Rojas Jiménez
El gas natural apunta a dominar como la principal fuente energética desplazando al petróleo en un contexto donde cada vez más se adoptan políticas orientadas a controlar o reducir las emisiones de gases contaminantes que están propiciando un cambio climático.
El ingeniero Álvaro Ríos Roca, ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia entre 2003 y 2004 en el gobierno de Carlos Mesa, ex secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de la Energía (OLADE) y director de la firma Gas Energy Latinamerica, es uno de los más importantes promotores en la región de los hidrocarburos gaseosos.
“No creemos que el gas natural es el camino a la transición energética, es la transición energética”, sentencia Álvaro Ríos Roca. “Sin el gas natural no se puede eliminar el carbón que se usa plenamente en Asia, y también en Norteamérica y Europa. El gas natural es el que puede generar una descarbonización principalmente en la generación eléctrica de manera de desplazar ese masivo uso del carbón que todavía tiene el planeta”, agrega.
-¿Cuáles son las ventajas que ofrece América Latina para impulsar los proyectos de gas natural?
- Hay mucho gas natural en América Latina, es abundante, limpio y cuenta con infraestructura para transportarlo. Por eso espero que algún día los venezolanos puedan mandar gas natural a Colombia porque están importándolo muy caro que les hace mucho daño, mientras que en Venezuela se podrían generar divisas utilizando una infraestructura existente.
Adicionalmente, América Latina mayoritariamente cuenta con una una matriz energética limpia. No funciona en base a carbón, no es sucia y nuestro consumo per cápita es básico comparado con Norteamérica y pocos países de la región usan carbón como es el caso de Chile y Colombia. En la región, la generación eléctrica utiliza agua y gas natural mientras que para el transporte, si bien utilizamos los combustibles fósiles se avanza en el uso de gas natural.
-¿El gas natural tiene aplicación en el transporte aéreo con el fin de avanzar en los planes de descarbonización?
-El gas natural no solo tiene aplicación en la energía eléctrica, sino también en el transporte como está ocurriendo en Chile y Perú, donde se está construyendo una red de transporte con GNL (líquidos de gas natural) y toda una cadena para atravesar los dos países para una conexión con camiones que funcionan con gas natural. También muchos barcos están funcionando con gas natural y lo mismo se puede hacer con la aviación en estado líquido.
-Tomando en cuenta el caso de su país: Bolivia, que afronta problemas en la producción, ¿qué políticas han sido perjudiciales para el desarrollo de proyectos de gas natural?
-Lo que no funciona en América Latina es cuando un país cierra sus puertas a la inversión privada. Creo que puede coexistir la inversión estatal con la privada. Lo que ha pasado en el caso de Bolivia es que hace 25 años, fruto de una apertura al sector privado con reglas claras, seguridad jurídica y un mercado de gas natural en Brasil y un gasoducto que logramos estructurarle el financiamiento, vino mucha inversión en exploración y se descubrieron cerca de 20 trillones de pies cúbicos de reservas probadas. Luego de eso, a los bolivianos nos entró lo que se llama “borrachera del gas” y comenzamos a cambiar las reglas del juego, elevar impuestos, nacionalizar empresas, tomarlas militarmente, y las reservas se han venido usando, se ha exportado por más de 20 años a Brasil y 10 años a Argentina. Todo lo que no es renovable se agota y las reservas bolivianas están ahora en un nivel de 2 trillones de pies cúbicos mientras que la producción ha caída de 62 millones a 28 millones de metros cúbicos entre 2014 y 2024. Al paso que vamos, para el año 2028, casi seguro que tendremos que importar gas natural de Argentina. Por otro lado, en este momento en Bolivia tenemos un crónico desabastecimiento de diésel y gasolina y en poco tiempo vendrá el de GLP (gas licuado de petróleo) porque hemos dejado producir debido a que se ha reducido la inversión. Por eso creo que la inversión privada es importante para complementar la pública en materia de exploración.
-¿Cómo se encuentra la infraestructura de gas natural en el resto de los países de América Latina?
-Creo que en el cono sur tenemos una infraestructura bastante bien desarrollada, existen gasoductos que conectan Bolivia y Brasil, también entre Argentina y Bolivia, y entre Argentina y Chile existen 7 gasoductos, al igual que entre Argentina con Uruguay y Brasil. Lo que ha pasado es que el eje de suministro de gas no es Bolivia sino que ahora es Argentina a partir de lo que está aconteciendo en Vaca Muerta.
-¿Eso se debe a las políticas del presidente Javier Milei?
-No diría que eso se le debe al presidente Milei, sino que Vaca Muerta es una obra pujante de los empresarios argentinas y compañías internacionales que han emulado los del shale gas y shale oil de Estados Unidos. Ahora lo que sí está haciendo Milei es complementándola muy bien con nuevas leyes de incentivos para mayor inversión.
-¿Quiere decir que ha habido continuidad pese a los cambios de gobierno de los últimos años en Argentina?
-Hay una continuidad de inversiones y cada vez más llegan equipos de perforación y cada vez hay más fracking, están levantando la producción y para 2030 van a tener entre un millón y 1,4 millones de barriles diarios y podrá superar a Venezuela y Colombia fácilmente. Hay que destacar el compromiso de las empresas argentinas con el país, a pesar de la crisis económica, situación que no es muy amigable para invertir por la macroeconomía, el tipo de cambio y la inflación. Todas esas empresas han hecho grandes apuestas tecnológicas para hacer del shale – tanto para la producción de petróleo como gas- una tecnología que produzca a precios muy competitivos e incluso está buscando proyectarse con exportaciones de GNL.
-¿Cómo afrontar las críticas ambientales que se le hacen al fracking ?¿Ser pragmáticos como el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quien prometió una agenda ecológica y más bien vemos un incremento en la producción petrolera ?
-Quisiera que todos los latinoamericanos sean como Biden y seamos pragmáticos. Nuestro problema es ser más papistas que el Papa. Vemos lo que está ocurriendo en Colombia, un país que necesita fracking porque no tiene gas natural y tiene que importar GNL licuado. Al mismo tiempo tienen que subir las tarifas, pero no quieren hacerlo mientras que a los ambientalistas les gusta el aire acondicionado, el avión con primera clase y todos los lujos de la vida, pero rechazan al sector de los hidrocarburos que es la principal fuente energética. Es lindo ser ambientalista con lujos de primera mundo.
-¿Puede avanzar el desarrollo del hidrógeno en la región como fuente energética?
-Los latinoamericanos somos como las novelas de Gabriel García Márquez que nos venden vidriecitos de colores cuando intentan introducir en la región el hidrógeno, que cuesta 30 dólares el millón de BTU y la población no puede pagar el hidrógeno.
-¿Qué pasa con fuentes renovables alternas como la solar o la eólica?
-Ambas terminan siendo aspirina para el cáncer y no se puede descarbonizar el planeta con energías eólico y solar. Tenemos que descarbonizar con gas natural en los sectores eléctrico y de transporte.
-¿Qué papel puede tener este Foro de Países Exportadores de Gas?¿Considera que puede ser determinante como la OPEP para la fijación de precios del gas natural?
-Ese es un grupo de tour de paseos. La llamada OPEP del gas no existe porque el gas natural no es un commodity como sí lo es el petróleo y eso impide crear un pool de países productores que se asocien para controlar el precio, la oferta y la demanda. La situación está más en un país como Estados Unidos, donde la producción se maneja por la libre oferta y demanda; o Qatar, que también se rige por el libre mercado. Todo esto de la OPEP del gas es un sueño y una oportunidad para viajar a países desconocidos.
-¿El gas natural que Rusia le exportaba a Alemania o a otros países y que se suspendió los envíos por el conflicto en Ucrania hacia dónde se está dirigiendo?
-Rusia tuvo que reducir las exportaciones definitivamente, pero sigue habiendo comercialización de gas ruso en Europa. Se ha reducido, pero no se ha parado. Los europeos no tienen hidrocarburos entonces deben apostar a otras tecnologías y de allí sale la energía solar o la eólica y ahora el hidrógeno. En cambio, vemos, como China se ha comido a los europeos, que fabrica con carbón baterías de almacenamiento para vehículos, paneles solares. Creo que la Unión Europea anda perdida en su norte sobre qué quiere hacer con la energía y dónde quieren llevarla. Por ejemplo, el fracaso de las energías renovables en España y Alemania es muy notorio. No se puede poner a funcionar a un país con energías intermitentes.
-Ha señalado que Colombia debería comprarle gas a Venezuela, pero todo indica que en eso influye lo político. ¿Cómo ve esa posibilidad?
-Es la mejor alternativa para ambos países. Venezuela tiene muchísimo gas y es cuestión que Venezuela de confianza a los demandantes colombianos, que mayoritariamente son empresas privadas y lo que quieren es seguridad de abastecimiento y el gas natural licuado les da eso. Creo que en Venezuela deben tomar la decisión de delegar que privados operen un campo, que el gobierno cobre la regalía que corresponde y que también sea esa empresa la que opere los gasoductos. Creo que Venezuela puede recibir buenos pagos por concepto de regalías y sacar esa inmensa cantidad de gas natural que hay bajo el subsuelo para alimentar a un país vecino que se va a quedar sin gas natural, afrontará racionamientos y tendrá que importar gas como lo está haciendo desde Estados Unidos, que le resulta más caro si lo hiciera desde Venezuela. Creo que el problema político e ideológico debe ser superado y que se ponga a trabajar el gasoducto que existe entre los dos países. A Venezuela le corresponde generar esa confianza para explotar sus recursos naturales.
-¿Cómo sí parece que ha ocurrido con Trinidad y Tobago?
-Claro. Hay que avanzar en ese norte. En el caso de Trinidad y Tobago, hay la ventaja de que cuenta con plantas de gas natural licuado que se están quedando sin materia prima, existe un buen acuerdo y se está avanzando. Creo que de la misma manera se debe hacer con Colombia. Algún día el hidrógeno costará 3 dólares el millón de BTU, pero ahora está en 30 dólares entonces mientras el hidrógeno avanza seguiremos trabajando con los hidrocarburos porque hay reservas para muy largo plazo, primero se debe reemplazar el carbón e ir avanzando energía solar y eólica, que son fuentes complementarias, pero no son la solución.
-¿No comparte el criterio que la OLADE está centrada en difundir las fuentes renovables y se olvida de la riqueza de hidrocarburos que hay en América Latina?
-Lo comparto totalmente. Si debo decir que yo no creo en lo de la integración energética que promueve la OLADE porque es difícil aprobar un marco común de reglas de juego para que circule la electricidad o el gas natural como sí tiene la Unión Europea con una ley para todos los países. Lo que sí puede ocurrir en la región como está ocurriendo son relaciones bilaterales que son muy beneficiosas como el gasoducto entre Bolivia y Brasil, la relación entre Bolivia y Argentina o la que pudiera tener Colombia con Venezuela. A la OLADE haciéndole caso a los financiadores europeos y más bien es un caos total porque nadie se pone de acuerdo porque incluso está Cuba, hay países con gobiernos de derecha y de izquierda. La OLADE no tiene como integrar esta diversidad de países y funciona porque los europeos la financian para promover el hidrógeno y las energías solar y eólica.
PUBLICADO: 11 de noviembre de 2024