La falta de crudo limita inicio de operaciones de la refinería de El Palito

La expectativa que tenían en el Ministerio de Petróleo y en la Vicepresidencia de Refinación de Petróleos de Venezuela (PDVSA) era que durante el mes de septiembre comenzaran las operaciones de la planta de El Palito en el estado Carabobo con el fin de aumentar la oferta de gasolina y diesel y reducir los cuellos de botella en la venta que están generando enormes colas o filas en las estaciones de servicio.
La incorporación de un volumen entre 25.000 a 35.000 barriles diarios de El Palito en la oferta reduciría la presión que existe en el demanda que ha ido en ascenso para ubicarse en un rango entre 150.000 y 170.000 barriles por día por las medida de flexibilización pero los problemas para elevar la producción agravan la distribución.
El dilema para Petróleos de Venezuela (PDVSA) está en aprovechar parte del crudo que se produce para obtener ingresos en divisas aprovechando el repunte en los precios del crudo, que en el caso de Venezuela se anota un promedio por el orden de 50 dólares por barril, cotización prácticamente duplica la registrada durante el año 2020; o más bien dirigir este petróleo tipo Merey a la dieta de materia prima que requieren las refinerías nacionales.
Durante las semanas de flexibilidad hay días que el consumo ha llegado a 100.000 barriles diarios de gasolina y un volumen similar de diesel para un total de 200.000 barriles por día de combustibles, pero la oferta se mantiene estancada.
Los gremios empresariales han retomado la necesidad de que la administración de Nicolás Maduro autorice la importación y permita los mecanismos legales para que la distribución y comercialización pueda ser ejercida por privados pero hasta el momento solo ha otorgado una autorización para la compra de hasta 6 millones de litros de diesel, de acuerdo a lo reportado por la Cámara Petrolera de Venezuela-Capítulo Zulia.
Los problemas de suministro se han intensificado los fines de semana cuando aumenta la movilización incluso en Caracas, donde  largas filas de vehículos en estaciones de servicio que venden la gasolina en dólares obligan a los conductores a estar hasta dos horas y supera el día en los casos de establecimientos que venden el precio subsidiado.